Traductor, una palabra que para la coyuntura del mundo en el que nos encontramos actualmente,normalmente alude (y en especial en cuanto concierne a las generaciones más jóvenes) a una herramienta digital que puede ayudarnos a salir del paso en situaciones esporádicas. Bien, lo anterior no es para extrañarse del todo, sin embargo, un traductor profesional es un experto en el arte de convertir textos de un idioma de origen a otro idioma de destino, asegurando que el mensaje y el significado del original se transmitan de manera precisa y efectiva. Más allá de tener un dominio fluido de los idiomas de origen y destino, un traductor profesional posee un profundo conocimiento de las sutilezas lingüísticas, las convenciones culturales y las terminologías específicas de diferentes camposde acción en los cuales se ve obligado a enfrentarse de acuerdo a la tarea que el día a día le depare. Su labor implica no solo traducir palabras, sino también capturar el tono, el estilo y la intención del texto original, adaptándolo de manera adecuada a cualquiera que fuere elidioma de destino. Dado lo anterior, el traductor profesional se debe mantener actualizado con los avances en su área de experticia y utilizarherramientas tecnológicas para mejorar su productividad y asegurar la consistencia en sus traducciones. Además, la confidencialidad, la ética y la integridad son valores fundamentales para este tipo de profesionales, quienes se comprometen a tratar tan reservada y personalinformación con el máximo cuidado y respeto. Es decir, toda aquella persona que pretenda dedicarse a la traducción como campoprofesional debe ser un facilitador de la comunicación interlingüística, un especialista en lenguaje y cultura, y un garante de la calidad y la precisión en la transferencia de información entre diferentes idiomas y aspectos idiosincráticos propios de cada pueblo.
OK, pero cualquiera puede llegar a desarrollar esas habilidades… ¿no?
Claramente, como todo en la vida, es una cuestión de empeño y trabajo duro. La traducción no es la excepción, ni es un campo laboral reservado para unos pocos iluminados que la vida o el azar eligen. Cualquier individuo que así lo desee, puede llegar a hacerse a un sustento económico a partir de la traducción y vivir de ello,mas todo tiene sus salvedades que hacen algo más exigente (e interesante) el proceso.
Dependiendo del país o la región, los pasos para convertirse en un traductor profesional o especializarse en un área en particular de la traducción pueden variar. Lo más común es realizar estudios de pregrado relacionados con el aprendizaje de una lengua extranjera y cursar énfasis en traducción de manera que formalmente se pueda acreditar la persona ante las autoridades y empresas dedicadas a este oficio. En otras ocasiones existe la posibilidad de certificarse como traductor por competencias, es decir, validar frente a una autoridad nacional (como una asociación o sindicato de traductores) los conocimientos de la segunda lengua que se poseen a través de una serie de exámenes y pruebas para así obtener el aval y el reconocimiento debido como traductor. Este último caso puede suceder en circunstancias donde, como llega a ser frecuente hoy en día, una persona se dedica a realizar traducciones de manera autónoma (freelance) al punto que su desempeño le permite vivir de ello, por lo que la persona considera formalizar sus saberes y experiencia sin la necesidad de emprender estudios universitarios o técnicos. Es un caso de admirar, verdaderamente, aunque por regla general, lo ideal es adquirir la información de expertos en el campo de manera académica y así evitar tener que tropezar tanto de manera autodidacta.
Esta última aclaración se hace con la mejor de las intenciones. A lo largo de la historia ha habido casos de personas que han llegado a destacar sobremanera en el mundo de los idiomas tanto en el campo de la traducción como en el de la interpretación simultánea con inicios inesperadamente autodidactas como es el caso de la legendaria traductora e intérprete KatóLomb quien adquiriera su pasión por las lenguas durante la época de guerras mundiales gracias que saber otros idiomas le salvó la vida y eventualmente pasaría a convertirse en una autoridad dentro de este oficio. No obstante, como ya se mencionó antes, este es un trabajo que requiere de detalle y minucia, por lo que aprender de la mano de un experto es inconmensurablemente más eficiente de lo que nuestra autoestima quisiera admitir.
¡No puede ser tan complejo!
Para terminar de contextualizar, veamos un poco de historia. Existen diferentes tipos de traducción, cada uno con sus propias características y requisitos específicos. Desde la época helenística cuando los griegos entraron en constante contacto con los persas y eventualmente con los romanos por diversas razones tanto comerciales como bélicas, la necesidad de entenderse fue imperativa. Fue entonces cuando empezaron a crearse las primeras técnicas y acercamientos a la traducción como habilidad de primera necesidad. Así, se creó un enfrentamiento entre corrientes de traducción en el que algunos defendían traducir palabra por palabra mientras que otros batían el estandarte de la traducción sentido por sentido. Con el tiempo se dieron cuenta que los idiomas no poseen las mismas estructuras, de manera que el sentido por sentido se volvió la piedra angular. Con esto vinieron entonces los enfoques, de los cuales podemos hacer uso para poder lograr resultados cada vez más precisos. Estos enfoques o técnicas de modernascomprenden el calco, transposición, modulación, adaptación o equivalencia, cada una de las cuales requiere de un significativo esfuerzo y horas de estudio para aplicarlas como se debe.
Ahora bien, la gracia y la magia de conocer todas estas técnicas es aplicarlas de manera que sea imperceptible y se sienta como si la persona estuviera leyendo un texto que fue escrito en su lengua materna en un primer momento, aunque sea una traducción de otro idioma. Así pues, se pueden considerar textos dentro de términos más generales. La traducción general, precisamente,es la más común y abarca una amplia gama de textos, como correos electrónicos, cartas, artículos y documentos personales. Este tipo de traducción se centra en transmitir el mensaje de manera clara y precisa, manteniendo el sentido original del texto. Por otro lado, la traducción técnica se enfoca en documentos especializados, como manuales de instrucciones, informes científicos o textos relacionados con la ingeniería. Aquí, el traductor debe tener un conocimiento profundo del tema en cuestión y dominar la terminología técnica específica. La traducción legal se ocupa de documentos jurídicos, contratos, escrituras y sentencias. Un traductor legal debe tener un profundo conocimiento del sistema legal y comprender las sutilezas lingüísticas y culturales de los sistemas jurídicos involucrados. Otro tipo de traducción es la traducción médica, que abarca textos relacionados con el campo de la medicina y la salud. Aquí, el traductor debe tener un conocimiento especializado de terminología médica y comprender las diferentes convenciones de cada país. Además, existe la traducción literaria, que se centra en la traducción de obras literarias como novelas, poesía y teatro. Este tipo de traducción requiere habilidades creativas y una comprensión profunda de la cultura y la literatura. Estos son solo algunos ejemplos de los tipos de traducción existentes, y cada uno requiere un enfoque único y habilidades específicas por parte del traductor para garantizar una traducción exitosa y precisa.
Bien, es válido, pero yo soy bilingüe; no necesito todos esos estudios.
Si bien es cierto que ser bilingüe y tener fluidez en ambos idiomas, ya sea porque se fue criado en una familia donde había dos lenguas dominantes o porque se aprendió a un nivel de proficiencia elevado, puede ser de gran utilidad,se debe tener cuidado al asumir que esto por sí mismo nos permitiría llevar a cabo un trabajo satisfactorio. En casos de documentos cortos o donde el argot no requiera de especificidades, podría haber éxito en tal labor. Sin embargo, la traducción de documentos legales acarrea un sinfín de particularidades que hace necesario haber adquirido un conocimiento previo de manera académica y así no morir en el intento. Documentos como certificados de divorcio, minutas, denuncias e incluso declaraciones necesitan obligatoriamente de la experticia del traductor profesional bilingüe, su bagaje idiosincrático, capacidad de análisis, investigación, constante actualización y uso correcto de las herramientas tecnológicas a su disponibilidad que permiten el acercamiento debido a cada documento.
En pocas palabras, un traductor profesional bilingüe, y más aún cuando se trata del área legal, es un aliado que se debe escoger con cuidado, pues como aquí se relata hay toda una historia y campo de estudio que evidencia por qué no podemos fiarnos única y exclusivamente de nuestra competencia bilingüe (por más capaces que seamos de comunicarnos en otro idioma) o, mucho peor, en las herramientas tecnológicas. Los procesos legales a nivel internacional son no solo un tema de mucha importancia a nivel personal, sino también uno al que se le debe mucho respeto dado que no solo somos nosotros los involucrados en esta cadena de sucesos; también se encuentran los funcionarios de secretarías, jueces y demás figuras de autoridad a nivel legal que merecen respeto por su tiempo, por lo que entregar documentos traducidos debidamente es la mejor manera de mantenernos dentro de los límites de la cordialidad.